El homenaje de Botero a su tierra natal: Vía Crucis

Entre 2010 y 2011, Botero creó una serie inspirada en el vía crucis de Cristo. El resultado trasciende el origen religioso del tema, integra recuerdos de la infancia del autor y nos habla de dolor y empatía. A partir de esta serie, y con la colaboración del Maestro, ARTIKA presenta una edición que conecta la historia del arte con la memoria del pintor y escultor colombiano.

 

Un creador unido a su tierra

El vía crucis, o «Camino de la cruz», es la denominación de los pasos recorridos por Jesús desde su prendimiento hasta que fue crucificado, tal y como se describe en los Evangelios. Es una historia que ha inspirado multitud de obras maestras a lo largo de los siglos.

Botero supo aplicar su estilo inimitable al relato bíblico, sin cambiar la esencia ni los hechos, pero aportando un punto de vista inédito y, sobre todo, como homenaje a su tierra. Todos estos elementos convierten Vía Crucis en una de las obras más significativas de su trayectoria.

Fernando Botero junto a su esposa, Sophia Vari, en la presentación de la exposición Vía Crucis en 2012, en Medellín, Colombia 

 

Colombia siempre ha estado muy presente en la obra del Maestro, que durante su infancia quedó marcado por las pinturas y esculturas que se exhibían en las iglesias. Este compromiso se materializa también en relación con Vía Crucis: los originales de la serie fueron donados por el propio Botero al Museo de Antioquia, en Medellín.

Simón ayuda a Jesús, 2011. Acuarela y lápiz sobre papel, 30 × 40 cm. Museo de Antioquia, Medellín, Colombia

 

Un estilo propio para un tema universal

El lenguaje característico de Botero abarca elementos como el humor y la ternura pero, como se demuestra en esta serie, su talento expresivo también resulta eficaz a la hora de plasmar violencia o amargura.

Además, Botero integra en los episodios de Vía Crucis escenarios y personajes de su tiempo. Por ejemplo, sitúa a Cristo en paisajes de su Antioquia natal, en ocasiones rodeado de militares colombianos.

Izq. El azote, 2011. Óleo sobre lienzo, 123 × 94 cm. Museo de Antioquia, Medellín, Colombia

Dcha. Jesús es tomado prisionero, 2011. Acuarela, lápiz y lápiz de color, 40 × 30 cm. Museo de Antioquia, Medellín, Colombia   

 

Este recurso del anacronismo es antiguo: muchas representaciones clásicas de la Pasión de Cristo incluyen elementos propios de la época de cada artista, lo que adecuaba el mensaje evangélico a la comunidad para la que fueron realizadas las obras.

En este sentido, el estilo de Botero ofrece varias lecturas al  establecer paralelismos con la Colombia de su infancia y, por extensión, con nuestro mundo actual. Por eso su obra trasciende cualquier frontera física, cultural o estilística.

 

Más allá de la tradición

En el Vía Crucis de Botero hay sacrificio y dolor, sangre y lágrimas, golpes que revelan crueldad y besos que esconden una profunda traición. Todos estos elementos provienen de la tradición religiosa, pero Botero sabe adaptarlos a su visión humanista.

Cada escena muestra la rotundidad característica de sus personajes y la composición incluye, en todo momento, un drama protagonizado por protagonistas de carne y hueso, hombres y mujeres que sufren, odian o contemplan impasibles el dolor de otro ser humano.

Izq. Jesús y Verónica, 2010. Acuarela, lápiz y lápiz de color sobre papel, 40 × 30 cm. Museo de Antioquia, Medellín, Colombia 

Dcha. Jesús y la multitud, 2010. Óleo sobre lienzo, 106 × 81 cm. Museo de Antioquia, Medellín, Colombia     

 

La intensidad de cada una de estas obras no solo es consecuencia de la naturaleza del tema escogido (la Pasión de Cristo), sino que nace de la capacidad de Botero para emocionar a través de formas, trazos y colores.

 

Influencias y homenajes

Desde el primer momento en que Botero, durante sus años de formación, pudo admirar en persona la obra de Piero della Francesca, el arte renacentista entró a formar parte de su personalidad creativa.

Izq. Díptico de los Duques de Urbino, 1465 - 1472. (Battista Sforza).  Pintura al temple sobre tabla, 47 cm × 33 cm. Galería Uffizi, Florencia, Italia 

Dcha. Después de Piero della Francesca (díptico), 1998. Óleo sobre tela, 204 x 107 cm (cada uno). Colección particular     

 

La Pasión Cristo fue un tema crucial en el arte de los siglos XIII, XIV y XV, pero prácticamente desapareció a partir del XIX. Botero decidió retomar este tema desde una perspectiva que muestra cómo las emociones humanas trascienden épocas y creencias.

Al mismo tiempo, Botero ofrece un recorrido por la historia del arte en una serie que sitúa al Maestro en el lugar de clásicos como Miguel Ángel, El Greco, Rubens, Fra Angelico, Rembrandt o Velázquez.

 

El libro de artista que muestra por qué Botero es único

ARTIKA presenta una edición exclusiva de Vía Crucis, una obra clave en el legado de Fernando Botero.

Este libro de artista incluye la serie completa de dibujos y cuadros en los que el Maestro muestra su interpretación personal de la Pasión de Cristo.

Las láminas incluidas en el Libro de Arte reproducen con absoluta fidelidad los dibujos originales, realizados a lápiz y acuarela sobre papel.

Todos los elementos de Vía Crucis se analizan con detalle en los artículos reunidos en el Libro de Estudios, cuyos autores son las voces más reconocidas en el estudio de la obra del Maestro.

 

• Edición numerada y limitada a 2998 ejemplares.
• Fernando Botero ha participado en todas las fases del proyecto.
• Incluye dos volúmenes, presentados en un estuche-expositor de diseño moderno y exclusivo.
• El Maestro ha firmado a mano 200 ejemplares de la edición.