Rendimos homenaje a Fernando Botero en el primer aniversario de su muerte

En septiembre de 2023, con 91 años, nos dejaba el pintor colombiano. Tras una vida dedicada al arte, se ganó el respeto internacional creando un estilo propio del que sería su único exponente: el boterismo. Su recuerdo permanece inmortal en las dos obras que realizó en colaboración con ARTIKA: Las mujeres de Botero (2018) y Vía Crucis (2022).

Nacido en una pequeña ciudad de Colombia, en el año 1932, Fernando Botero mostró desde muy joven las cualidades que lo convertirían en un pintor y escultor de fama mundial y el artista más reconocible de su tiempo. De carácter único e inconformista, fue expulsado de la escuela de enseñanza secundaria por escribir un artículo en el que mostraba su opinión sobre quienes no eran capaces de apreciar el arte de alguien como Picasso.

Sus inquietudes fueron demasiado grandes para la pequeña Medellín, en Antioquia, de donde se marcharía rumbo al puerto de Barcelona para admirar con sus propios ojos las obras de grandes museos europeos en España, Francia e Italia. De vuelta a su tierra, haciendo escala en los muralistas mexicanos de su tiempo, contaba por fin con una buena mochila de referentes temáticos y pictóricos sobre los cuales edificar su propio estilo.

Las mujeres de Botero, la primera colaboración con ARTIKA

Su especial sensibilidad por la belleza y formas del cuerpo humano la plasmó, como tantos antes que él, a través de la figura femenina, una constante en la historia de la pintura y la escultura. Esta oda al cuerpo femenino en todas sus formas, que en Botero abarca desde el costumbrismo de mujeres sin nombre a figuras mitológicas y religiosas, fue el motivo de la primera colaboración del maestro colombiano con ARTIKA.

Las mujeres de Botero recogió toda la esencia del artista en torno a la representación de la mujer con 45 dibujos seleccionados por el artista. Múltiples imágenes, todas ellas sugerentes, sensuales, intensas, llenas de vida y profundamente expresivas, y reconocibles gracias al volumen tan característico que Botero infundía a todas sus creaciones. Además, la edición incluye un recorrido por la trayectoria del maestro y el papel fundamental del dibujo dentro de su arte, y destaca la importancia de la figura femenina con una serie de relatos escritos por el pintor, así como un análisis de los 45 dibujos que componen este libro de artista.

 

Izq.: Mujer, 2002. Acuarela sobre papel, 40 x 30 cm.

Dcha.: Mujer frente a un espejo, 1997. Acuarela sobre papel, 40 x 31 cm.

 

Vía Crucis, el gran homenaje a su Colombia natal y a los clásicos que le inspiraron

La incansable e inquieta mente de Fernando Botero lo llevó a realizar un segundo volumen entre lo universal y lo íntimo: una obra dedicada a los 34 dibujos de su serie Vía Crucis, evento bíblico clave en la historia del arte, ahora bellamente arropado por elementos propios de su cultura y su tierra natal. La obra se realizaría en estrecha colaboración con el Museo de Antioquia, al que Botero había donado su serie completa (34 dibujos y 27 óleos) como muestra de cariño y un esfuerzo más por impulsar el arte, la cultura y la paz en Colombia.

 

Con un tema de la magnitud de la pasión de Cristo, fueron fundamentales referentes tan ilustres como Velázquez, Rembrandt o Piero della Francesca, si bien ello nunca hizo olvidar a Botero sus propios orígenes, raíces y cultura, constantemente presentes en su obra. Se ensalza en esta edición la contribución del maestro a la universalización de la cultura, y el impacto de sus esfuerzos en su Colombia natal. El humanismo y sensibilidad que sentía Botero hacia cuanto le rodeaba otorga un nivel de conexión y compromiso social a sus dibujos capaz de cautivar al mundo, despertando la empatía del público ante el dolor y la injusticia de las que hacía constante denuncia.

 

Izq.: El beso de Judas, 2010. Acuarela y lápiz sobre papel, 40 x 30 cm.

Dcha.: Jesús y su madre, 2011. Acuarela, lápiz y lápiz de color sobre papel, 40 x 30 cm.

 

El mejor recuerdo de un artista irrepetible

Estas ediciones, ambas de 2.998 ejemplares numerados -algunos firmados por el artista- son una prueba más de la pasión que sentía Botero por su trabajo, al cual se dedicó sin descanso hasta el final de sus días, feliz por aquello que hacía y afortunado de que el mundo apreciara toda la belleza y color con que creó sus obras inmortales. Ambas ediciones se presentaron en imponentes estuches expositores con toda la belleza y magnetismo del boterismo.

Con motivo del aniversario de su muerte, desde ARTIKA queremos mantener vivo el arte y el espíritu de Fernando Botero: fascinándonos por su obra, difundiéndola y recordando con cariño el privilegio que fue poder colaborar con un artista irrepetible en dos ocasiones. No te olvidamos, maestro.

 

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