Michelangelo desde la mirada de los expertos
Hugo Chapman –curador Simon Sainsbury del Departamento de Prints and Drawings en el British Museum— y Sarah Vowles –curadora Smirnov Family de dibujos y grabados italianos y franceses en el British Museum— llevan años entablando relación con el artista florentino, estudiándolo de cerca y conviviendo con él entre las paredes del museo.
Con motivo de la edición ‘Michelangelo: Dibujos’, ARTIKA y el British Museum se han unido para ofrecer un perfil de Michelangelo más amplio. Las entrevistas, las reflexiones y los artículos de estos expertos incluidos en el Libro de Estudios de la obra son lo más parecido a una conversación de tú a tú con el genio renacentista.
Creación: la idea en tres dimensiones
“El dibujo tiene muchas capas. Hace una capa, después dibuja sobre esa capa, y luego vuelve a dibujar por encima de todo eso. Tiene una gran densidad y riqueza, puedes pasarte horas mirándolo y descubriendo cosas nuevas.” – Hugo Chapman
Izq.: Hugo Chapman, Curador Simon Sainsbury del Departamento de Prints and Drawings del British Museum.
Dcha.: Estudio de un hombre desnudo sentado para la batalla de Cascina, 1504–1505. Pluma y tinta marrón, aguada gris y marrón, realzada con blanco parcialmente descolorido, sobre punta de plomo y estilete, 419 × 286 mm.
Sean dibujos, frescos o esculturas, las obras de Michelangelo se perciben como volúmenes. Cada figura y elemento defienden, sin dar pruebas de ello, ser de carne y hueso, aun manifestándose por medio de carboncillo, tiza o mármol.
A Michelangelo, la idea le nacía con el aspecto que tendría al final de su creación. En consecuencia, se veía obligado a desglosar por capas aquella ficción tan robusta, como un cuadro que de repente quieres convertir en puzle; meditaba por dónde cortar y cuántas piezas salvarían su entereza.
Al pensar siempre en tres dimensiones, dibujaba sobre papel lo que le era imposible de imaginar en plano mentalmente. Solo así conseguía ver los volúmenes como algo realizable: los bocetos, los conjuntos de capas que atendería una a una para luego sobreponer hasta alcanzar las tres dimensiones –en el caso de esculturas— o esa sensación de corpulencia –para sus pinturas.
“Se interesa mucho por la figura no como una forma plana y decorativa, sino como algo tangible. En el fondo, está pensando en cómo se trasladaría al mármol. […] En un fresco o una escultura, siempre recurre a ese sentido del espacio.” – Sarah Vowles
Obras: lo verosímil de lo imposible
‘Su talento es ese: ser capaz de crear figuras que parecen reales, aunque a veces las posturas sean anatómicamente imposibles.’ – Sarah Vowles
Izq.: Sarah Vowles, Curadora Smirnov Family de dibujos y grabados italianos y franceses del British Museum.
Dcha.: Estudio de la lamentación, 1530–1535. Tiza negra, 281 × 268 mm.
Nadie cuestiona a Michelangelo, incluso se le conoce como el maestro de la anatomía humana. Un cuerpo robusto pero gentil en su movimiento, que aparenta la misma elegancia que el peso del viento, aun la firmeza de la piel y esas hechuras robustas.
Cuando es un experto quien lo valora, este corre el riesgo de matar la magia, pero también puede crecer su admiración. Más allá de crear cuerpos inalcanzables, los sometía a posturas muy rebuscadas, por no decir imposibles, que salvaba por medio de la armonía y la precisión en lo ideal. Así es como Michelangelo nos lleva a confundir la fascinación con la certeza de estar ante algo alcanzable.
La grandilocuencia se vuelve absurda hasta el punto de creer entender mejor lo complejo que lo simple. Cuantos más detalles tiene una historia, más verdad parece poseer, aunque luego todos los incisos resulten ser inventados. Y entregarse a su utopía, también, por la belleza de esos hombres en ojos del humano narcisista, que no descarta que esa imagen pueda ser la suya.
“No puede ser un modelo real. Tiene que ser algo que se ha imaginado Michelangelo. Sin embargo, […] le creemos y nos convence para que demos por cierto algo que, aunque es de una belleza impresionante, no es posible.” – Sarah Vowles
Arte: juventud en tiza, vejez en carboncillo
“Al final de su vida, dibuja a Cristo muerto. El cuerpo se representa estropeado, quebrado. Son los dos extremos: la juventud y la vejez, la vitalidad y la muerte.” – Hugo Chapman
Puede intuirse la etapa vital de Michelangelo desde los dibujos que preceden la materialización de las obras, por sus temáticas y los materiales usados en cada capa.
En su juventud, la creación gira alrededor de su propia idea de vitalidad, trasladada mediante un cuerpo vigoréxico. El Michelangelo recién entrado al siglo XVI es más independiente y, con esto, introduce una técnica: la tiza, especialmente la roja. Esta, a diferencia del carboncillo, que es más rígido, abrupto y preciso, es maleable. La usa, sobre todo, para los dibujos anatómicos, porque el color y la textura le recuerdan y simulan la carne.
Izq.: La caída de Faetón, 1531–1533. Tiza negra sobre algunos trazos de estilete, 312 × 215 mm.
Dcha.: Estudio de figuras para el Juicio Final, 1534. Tiza negra, 404 × 270 mm.
Es a partir de 1530 que se decanta más por el carboncillo y la tinta, con los que puede emborronar a su conveniencia de una forma mucho menos precisa. Con este cambio de técnica muta de paradigma: ya no le interesa esa solidez del cuerpo porque él, como persona y no tanto como artista, la está perdiendo.
“Sus últimos dibujos, los de la crucifixión, realmente representan una forma de orar, de meditar sobre una muerte que cada vez está más cerca. Por eso me conmueven tanto, porque representan a un anciano que se enfrenta a su final, sus miedos y sus esperanzas.” – Hugo Chapman
Izq.: Estudio de Cristo en la cruz flanqueado por dos ángeles, 1538–1541. Tiza negra, 368 × 268 mm.
Dcha.: Estudio para la crucifixión con la Virgen y San Juan, c. 1555–1564. Tiza negra realzada con punta de plomo blanca (descolorida), 412 × 285 mm.
Vida: un hombre muy privado y posesivo
“Cuando estaba en Roma, le escribía a su padre y le decía: «No dejes que nadie vea mis dibujos». […] Algunos artistas eran bastante libres y permisivos a la hora de dejar que los demás vieran sus dibujos, pero eso a Michelangelo no le gustaba nada.” – Hugo Chapman
Los curadores del British revelan curiosidades puntuales que ayudan a conocer al artista a través de él como mundano. Mientras que el mayor miedo de todo hombre es morir solo, cuentan que el de Michelangelo era vivir acompañado. El pintor rehusaba compartir tiempo y espacio con otros artistas, porque le gustaba estar solo y porque era sumamente desconfiado: temía que le robaran su arte, el único acompañante tolerable y bienvenido en su espacio-tiempo.
“A veces era bastante turbio dedicarse a Michelangelo, porque se pasó gran parte de su vida quejándose de los demás. Sin embargo, también hay momentos en los que es gracioso e increíblemente activo.” – Hugo Chapman
Michelangelo: un favorito indiscutible del British Museum
“Si no dijera que el estudio del Adán del techo de la Capilla Sixtina es, en mi opinión, uno de los dibujos más espectaculares que se han hecho nunca, estaría mintiendo. Es un análisis espectacular de la silueta humana en su interpretación más bella y perfecta que aún sigue emocionando a la gente. Se ha convertido en un icono dentro del enfoque histórico de la humanidad.” – Sarah Vowles
Estudio de Adán en la Capilla Sixtina, c. 1511. Sanguina sobre algunos trazos de plumilla, 193 × 259 mm. Adquirido con la contribución de Art Fund (como NACF), Joseph Duveen, barón Duveen de Millbank y Henry Van den Bergh.
Parece en vano todo conocimiento cuando se trata de dictaminar, de Michelangelo, una obra favorita; cada una destaca por todo y por nada a la vez. Aun así, existe una respuesta que podrá ser predecible, pero nunca equivocada: negar lo enigmático y fascinante de la Capilla Sixtina sería una ofensa, ya no hacia el pintor, sino a la historia del arte.
“¿Cuál es el dibujo más importante del British Museum? Es como preguntarle a un padre cuál de sus hijos es mejor o a quién quiere más. Yo diría que el Adán a tiza roja […] porque está relacionado con la creación del hombre, se hace referencia a él a menudo y se ha convertido como en un icono del arte occidental.” – Hugo Chapman
‘DIBUJOS: MICHELANGELO’, un libro de artista que desglosa al genio renacentista
-Ediciónnumerada y limitada a 998 ejemplares.
-La edición se compone de dos volúmenes, reunidos en unestuche-escultura que integra en su diseño una reproducción del David.
-ElLibro de Arte, encuadernado a mano, incluye 75 dibujos, 35 de ellos reproducidos a tamaño original. Incluye obras que abarcan toda su vida, desde los 20 años hasta los días previos de su muerte a los 88.
-Todas las láminas incluyen en su dorsoel copyright del museo y la numeración.
-En elLibro de Estudios, los expertos del British Museum analizan cada una de las piezas incluidas en esta edición.
-Además, los textos nos muestran los rasgos que definen elestilo de dibujo de Michelangelo, a través de su historia y sus innovaciones té