El Sorolla más íntimo: entre el arte y su familia

Conocido por ser el maestro de la luz, ahora se presenta bajo un nuevo foco. El artista es mucho más que sus paisajes de mar casi fotográficos; Sorolla empieza y acaba en su hogar y con su familia, convirtiéndolos en los protagonistas naturales de su obra artística más personal.

 

Del salón al papel: bocetos que fijan el recuerdo

 ‘El dibujo para él es íntimo y está buscando reproducir todas esas cosas que se escapan en segundos’ – Blanca Pons-Sorolla (Patrona de la Fundación Museo Sorolla y bisnieta del artista)

 

El dibujo es para Sorolla un acto reflejo, un proceso innato que pasa al principio de todo, sea un primer paso o una finalidad en sí misma. Si una pintura es un edificio, el dibujo son los cimientos; los pilares para un templo. Sin embargo, el carboncillo no siempre se extiende al pincel, y es que Sorolla se desdobla entre su yo artista y su yo mundano. El acto de dibujar no siempre es fruto de un propósito consciente, siendo más bien una necesidad irreprimible de capturar a su familia en momentos efímeros, entenderlos en todas sus fases y facetas antes de que el tiempo los altere o los remplace.

Arriba Izq.: Clotilde y Joaquín, c. 1898.

Abajo Izq.: ¡Que te come!, 1891. // Elena y María, 1900-1901.

Dcha.: Joaquín durmiendo, 1895.

 

El lienzo enmarca un momento, el papel traza toda una vida. Sorolla es un dibujante incesante, pues es un recurso libre y de acceso inmediato y espontáneo que le permite atrapar aquello por lo que la pintura le pediría más tiempo, más planificación: más, y a la vez, menos de él. Su carácter familiar y doméstico convierte el dibujo en una actividad cotidiana, que va de la mano de la mirada con la que admira a su mujer e hijos. Con cada trazo materializa e inmortaliza su amor hacia ellos.

 

Los rostros de un no-retratista: su familia, sus modelos predilectos

‘Y esa disciplina que él tiene asimilada a base de horas y horas, de dibujar, es lo que le da luego a su pintura que parece que se le ha hecho sola.’ – Consuelo Luca de Tena (Conservadora de museos y exdirectora del Museo Sorolla)

Sorolla es el artista de su época que más retrataba su vida íntima. Así es que los miembros de su familia aparecen constantemente en los cuadros, contribuyendo al paisaje como tonalidades de azul. El pintor podía estar dando vueltas por el mundo, como Roma o París, pero de vuelta a Madrid, no solía superar sus jardines, disfrutando de la casa familiar y las escenas que en ella se desplegaban.

‘Los dibujos son para él. Sorolla no está dibujando para venderlos o para regalarlos a sus íntimos amigos. Lo hace para él, para su familia’ – Blanca Pons-Sorolla

Clotilde, Joaquín, Elena y María son un constante en su campo de visión. Los conoce en todos los niveles posibles, desde sus pensamientos hasta sus más instintivos gestos, por lo que no necesita hacerlos posar para plasmarlos sobre el papel. La soltura de su técnica va más allá de su talento natural por el dibujo, y se sirve del conocimiento interiorizado de las dinámicas de su entorno doméstico y todos los elementos que participan en ella.

Izq.: Madre e hijos, 1895.

Arriba Dcha.: Joaquín vestido de blanco, 1896. // Clotilde leyendo, 1896.

Abajo Dcha.: Mi mujer y mis hijas en el jardín, 1910.

 

Así es que cuando pinta o dibuja a su familia, rara vez son retratos. Los busca en un todo más grande: paseando por la playa, haciendo la colada, descansado en el salón, leyendo o cosiendo. A menudo se observan los rostros difuminados, hasta el punto de no distinguir a Clotilde de María, por ejemplo. También los intercepta con objetos como una cámara fotográfica en Instantánea, Biarritz, se permite someterlos a luces difíciles, o simplemente los atrapa de espaldas.

Además, parte de la facilidad de plasmarlos le viene de esa presión que se resta cuando no lo está haciendo nada más que para él mismo. De los casi 9.000 dibujos que hace a lo largo de su vida, poco más de la mitad se convierten en pinturas, y la distancia entre el papel y el lienzo la llena su faceta más íntima, aquella en la que es más padre y marido que pintor de éxito mundial.

 

Tres décadas de amor sobre papel

Sorolla íntimo es más que un paisaje gráfico y espontáneo de su vida en familia. Es la primera vez que se publican las cartas de Clotilde a su marido, permitiendo verla más allá de la ‘mujer del pintor’: una Clotilde multifacética que añade dimensión a la figura de Sorolla. No es la suma de dos mitades lo que le da forma, sino el despliegue de dos individuos enteros en sí mismos, con experiencias individuales e ideas compartidas, lo que compone el cuadro perfecto.

‘No está hablando para nadie más que para ella con lo cual es muy realista a la hora de expresar sus angustias, sus miedos, sus disfrutes.’ – Blanca Pons-Sorolla

 

En ese vaivén de cartas se ha encontrado una historia repleta de muchas otras. El matrimonio, distanciado por los viajes del pintor, transcribe un retrato social, político, económico y artístico de su época, entrelazándose a su vez con anécdotas familiares y confesiones de un amor pasional. En última instancia, después de actuar como un testimonio original de su contemporaneidad, el epistolario resulta la pieza que completa el retrato más íntimo del artista.

 

Pintando a Clotilde: Sorolla al natural

Es cuando Sorolla habla o pinta a su mujer que se presta tal y como es. En un núcleo de amor, familiaridad, confianza, seguridad y libertad, el artista es capaz de desinhibirse de tensiones que le entorpezcan el trazo. La musa de Sorolla, que a su vez fue esposa y madre de sus hijos, se convierte en una silueta más que reconocida en la trayectoria artística del pintor, así como una figura que significa cada rincón de su hogar.

‘Tiene ese movimiento tan absolutamente increíble del momento en el que uno se levanta de la silla y va a darse la vuelta.’ – Blanca Pons-Sorolla

Estudio al natural muestra a Clotilde de espaldas y cuelga durante años en una pared del dormitorio principal, aumentado su valor con cada segundo que comparte espacio con el genio. Este libro de artista de ARTIKA acerca a Sorolla al mundo como nunca antes había sido posible, ofreciendo el interior de sus cuadernos y anotaciones, sus escritos y, por último, la reproducción a tamaño original de esta lámina inédita.

 

‘SOROLLA ÍNTIMO’, una ventana al mundo privado del artista

– Edición numerada y limitada a 998 ejemplares, realizada en colaboración con el Museo Sorolla y Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del pintor y patrona de la Fundación.

– La edición la componen dos volúmenes, un epistolario y una lámina de arte encapsulados en un estuche-expositor cuya imagen principal es un detalle del óleo Instantánea, Biarritz, portada del Libro de Arte.

– El Libro de Arte incluye 71 de sus dibujos más personales, hasta ahora custodiados en sus cuadernos de anotaciones. La selección, asistida por el Museo Sorolla y Blanca Pons-Sorolla, ha sido troquelada y reproducida a tamaño real con la más alta calidad.

– En el Libro de Estudios las especialistas Inés Abril y Mónica Rodríguez analizan uno a uno todos los dibujos de la obra, mientras que Consuelo Luca de Tena, María López, Covadonga Pitarch, y Eulalio y Pilar Pozo abordan el tema de la familia y la conservación y restauración de la obra gráfica del artista.

– El Epistolario: Tres décadas de amor recoge 210 cartas de las 2.000 que se conservan. Prologado por Isabel Justo, las correspondencias son un testimonio socioeconómico y político de su época, al tiempo que se leen como una historia de amor pasional y parental.

– La edición incluye la lámina Estudio al natural, c.1905, un retrato de Clotilde a carboncillo, clarión y óleo rojo que presidió el dormitorio del matrimonio durante años.

 

 

 

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