Frida Kahlo: una cuestión de amor, compromiso e identidad
Julio es sinónimo de Frida Kahlo, ya que nació y falleció en este mes. Por eso, queremos volver a la artista, a la persona, esta vez de la mano de la Dra. Helga Prignitz-Poda, historiadora del Arte y comisaria de exposiciones, quien estudia de forma exhaustiva la obra de Kahlo desde un acercamiento biográfico de la artista y mujer que fue. Como experta y coautora del Libro de Estudios que conforma la edición Los sueños de Frida Kahlo, además de desgranar hasta el más mínimo detalle de los dibujos que motivan esta obra, entre conversaciones informales y entrevistas, Prignitz ofrece una visión de Frida más personal, clave para entender su creación artística.
El amor desde el estilo y el color
“Sí, sus primeras pinturas estaban influenciadas por Diego, pero después de los treinta […] cuando habían viajado ya a los Estados Unidos, ella se liberó de la influencia artística de Diego y entraron nuevas influencias a su pintura, como el surrealismo, que conoció en los Estados Unidos. Hasta su muerte, Diego siempre apoyó su pintura.”
El amor romántico no solo vertebra la vida personal de Frida, sino que también es una influencia artística que se observa en sus cuadros, tanto en el mensaje como en la técnica. Conoció a su marido, el pintor muralista Diego Rivera, siendo primero su maestro. Frida lo adoraba, y esa línea tan fina entre la admiración y el amor, fue una línea que ambos terminaron por cruzar. El arte los unió, aunque una vez consolidada la relación amorosa, y ya fuera del aula, Frida encontró su propio estilo creativo, uno que ya no tenía tantas influencias de Rivera.
“La sepia es la tinta que usa el pulpo para esconderse. Y así, Frida usa la sepia para esconder. Son dibujos muy secretos. […] En 1946-1952 ilustra el amor y la relación secreta que ha tenido con Josep Bartolí.”
LÁMINA 30, Dibujo en sepia Sadja 379, 1946. Lápiz sobre papel, 27,3 cm x 20,3 cm. Universidad de Texas, Blanton Museum of Art Collection. Donación Judy S. y Charles W. Tate, 2016.
© Banco de México. Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo.
Una de las características más interesantes de su pintura era el uso tan particular de la paleta color sepia, a la que en su momento se interpretó como una decisión puramente estética. Sin embargo, tal y como indica Prignitz, va más allá de lo cromático, funcionando como un velo translúcido que tiende a ocultar, a hundir sus pensamientos y sentimientos más reprochables e inapropiados, como la traición que representa estar enamorada de Josep Bartolí sin ser este su marido.
El compromiso social y político en la pintura y en la vida
La obra de Frida Kahlo siempre estuvo comprometida con su sociedad y la política de su tiempo, siempre, desde una perspectiva de futuro. Este espíritu vive sobre todo en los autorretratos, encarnando en su rostro y figura las voces comunistas y feministas.
“El autorretrato es más político, y [André] Breton descubrió esto cuando él describió la obra de Frida como una cinta alrededor de una bomba. […] Siempre ha querido que fuera más útil su obra para el movimiento comunista […], pero la obra es política porque transformó su vida personal en política, se liberó de muchas normas de la sociedad, y eso es político también.”
Izq.: LÁMINA 5, Bomba atómica, h. 1951. Lápiz sobre papel, 29,5 x 22,2 cm. Colección Jacques y Natasha Gelman de Arte Mexicano del siglo XX y Fundación Vergel. ©Foto: Gerardo Suter.
Dcha.: LÁMINA 13, Frida y el aborto, 1932. Litografía, 32,5 x 24,5 cm (con marco). Museo Dolores Olmedo, México. ©2021. Photo Schalkwijk/Art Resource/Scala, Florence.
© Banco de México. Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo.
Estos mensajes no suelen ser el tema principal de sus obras, sino un subtono, una base predeterminada sobre la que se levanta cualquier tema: la esencia de su obra. Así, siempre como una banda sonora que todo lo acompaña, los temas políticos y sociales no necesitaban ser el motivo central o detonante de sus pinturas o dibujos, y también porque Frida los ejercía de forma paralela y directa, dando apoyo a los refugiados que llegaban de España y Alemania, por ejemplo, o simplemente retratándose a sí misma al margen de la idea de mujer de su tiempo.
“Dio mucho a las mujeres del mundo, para liberarse, para salir de lo regular y de lo normal, para darles la fuerza de confiar en sí mismas. Frida es un símbolo de esto, y con su arte, contribuyó mucho al movimiento feminista.”
La identidad que se desdobla por el arte
“En toda su obra se siente esa división de Frida en dos personalidades. Ella describe en sus memorias que el origen de su división fue en la niñez y encontró ayuda en una amiga que se inventó. […] Hay una Frida, la blanca, la inocente, de la niñez, de un tiempo pasado; y la otra Frida es una máscara que ella se puso como un disfraz para representar una Frida que quería ser y que no fue.”
Ella pintaba por múltiples razones: la pintura era tanto una muestra o residuos de amor, como un compromiso con su tiempo, pero, sobre todo, un acto privado y para ella. Con cada trazo se acercaba más a sí misma y, con ello, se daba una distancia que le permitió concebirse de dos formas opuestas pero complementarias: su yo realizado y su yo frustrado o inalcanzado. Entre estas dos caras, la que sufrió y la que quería ser, yace la Frida más auténtica.
“Tendrías que leer todos sus libros para entender todas sus pinturas.”
Las dos Fridas, 1939. Óleo sobre tela, 172 x 172 cm. Museo de Arte Moderno, Ciudad de México.
© Banco de México. Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo.
De algún modo, haber descubierto esta doble personalidad mediante la creación sugiere que su persona era inseparable de su yo artístico, y a su vez, tampoco puede entenderse al completo su obra sin conocer aquellas facetas al resguardo de la galería, su cara más íntima y personal. Se trata de una dinámica tan indisoluble que puede abrir un debate interesante: ¿Es Frida quien hacía arte o el arte quien hizo a Frida?
“Es imposible separar la vida de la pintura. […] Aunque tratas de describir la pintura solamente con la iconografía o el estilo, siempre tienes que regresar al momento en que ella pintó esa pintura. […] Pintó su biografía interior, su biografía espiritual, no tanto los acontecimientos.”
Los sueños de Frida Kahlo, la persona que hay en la artista
– Edición numerada y limitada a 2.998 ejemplares, ya agotados.
– La obra cuenta con dos volúmenes y un espectacular estuche-expositor que muestra la mirada de la artista, una mirada que te espera y te atrapa tras un velo de hojas talladas en madera.
– El Libro de Arte presenta 34 láminas a escala original con obras de la artista reproducidas con excelente fidelidad.
– En el Libro de Estudios aportan su voz los mayores expertos en Frida: la directora del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, María del Sol Argüelles; el periodista, poeta y nieto de Diego, Juan Rafael Coronel Rivera; y la historiadora del arte y comisaria de exposiciones Helga Prignitz-Poda.
– Complementando toda la edición, una carpeta de artista con la reproducción de El pájaro nalgón, un dibujo de gran tamaño.