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El sueño de gaudí: 140 años después de la primera piedra

El 19 de marzo de 1882, día de San José, el entonces obispo de Barcelona puso la primera piedra de un templo que hoy es símbolo de la ciudad y Patrimonio de la Humanidad: la Sagrada Familia.
Un instante para la eternidad
La primera piedra fue colocada en un terreno en el que confluían dos periferias, la de Barcelona y la del municipio de Sant Martí de Provençals, uno de los pueblos agregados pocos años más tarde a la ciudad. Ese día, el arquitecto al frente del proyecto era Francisco de Paula del Villar, a quien Gaudí sustituyó en 1883.
Existe un grabado que reproduce la escena de aquel 19 de marzo de 1882. El obispo José María Urquinaona hace el gesto, rodeado por un grupo de personas entre las cuales debía de encontrarse el joven Gaudí, porque había trabajado en el despacho del arquitecto Villar.
Tiempo después, a principios del siglo XX, los vecinos de la zona todavía se preguntaban por qué se erigía una fachada solitaria en medio de los campos y de unas calles que aún eran esbozos. Ya entonces, Gaudí vaticinaba que el edificio sería el centro de la nueva ciudad.
Sagrada Familia, 1889.
Un proyecto rompedor
Gaudí entró a trabajar cuando el proyecto consistía en crear una iglesia neogótica. No obstante, no cambió el plan anterior de golpe, sino que respetó lo que estaba construido hasta entonces. Poco a poco, empezó a imprimir su sello personal.
Siete años después de la colocación la primera piedra, Gaudí siguió la construcción según el estilo que esperaban los promotores. Sin embargo, el resultado fue algo sorprendentemente nuevo: un proyecto de esbeltas agujas, con gárgolas que representan seres fantásticos y esculturas de caracolas y flores.
Fachada del Nacimiento realizado por Antoni Gaudí.
Catorce años más tarde, Gaudí definió todo el edificio en planos de conjunto e inició la construcción de la fachada del Nacimiento. A partir de este momento, el público empezó a tener una visión clara de lo que iba a significar la Sagrada Familia.
Una visión global
Gaudí se inspiraba a menudo en geometrías que observaba en la naturaleza. Él mismo decía que cada visitante descubriría en el templo algún elemento evocador: montañas, plantas, olas del mar y bosques, por ejemplo.
Interior de la Sagrada Familia.
Aunque se trata todavía de una obra «en construcción», quienes se han acercado al templo en cualquier fase de su historia han podido admirar elementos bien definidos: desde el primer altar dedicado a San José, en la cripta, hasta las esculturas de reptiles que representan el mal ahuyentado por María. Estas figuras ya aparecen en el dibujo que Gaudí realizó, en 1890, del alzado del ábside.
Pasado y futuro
Desde el principio, Gaudí ya mostraba una visión del conjunto del proyecto a través de maquetas de yeso y dibujos. A este material se unen sus indicaciones, recogidas por sus discípulos en textos de referencia para varias generaciones de arquitectos.
Izquierda arriba: Demostración de la visualidad del Templo: plano 1. Octubre de 1916.
Izquierda a bajo: Iglesia de la Sagrada Familia de Barcelona. Detalle de la primera planta, 1885.
Derecha: Sagrada Familia, h. 1945. Dibujo original de Gaudí, 1903-1926.
Quienes han continuado su obra hasta hoy utilizan estas fuentes de información, día a día, para seguir la labor del maestro. No obstante, las primeras ideas sobre la Sagrada Familia, las que permiten vislumbrar lo que a finales del XIX parecía un proyecto inalcanzable, se pueden descubrir en los dibujos de Gaudí.
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