El genio que quiso ser Napoleón (y se convirtió en Salvador Dalí)

¿Por qué el arte de Salvador Dalí nos sigue cautivando? ¿Sabías que su legado va más allá de su obra pictórica? En ARTIKA tenemos el honor de contar con tres ediciones dedicadas al maestro del surrealismo. Aprovechamos la ocasión para rendirle homenaje en el aniversario de su nacimiento. Estas son algunas de las facetas que hacen de él un icono del siglo XX.

 

Las raíces de un artista irrepetible

«A los seis años quería ser cocinero. A los siete quería ser Napoleón. Mi ambición no ha hecho más que crecer».
 

Salvador Dalí nació en Figueres el 11 de mayo de 1904. Sus rasgos más visibles eran una curiosidad sin límites y su gran timidez. Todos conocemos su imagen más histriónica, pero el joven Dalí se sentía cohibido cuando estaba en público.  

De niño descubre el impresionismo y surge en él la pasión por la expresión artística. A los 14 años participó en su primera exposición y sus cuadros no pasaron desapercibidos.

 

El saber como energía creativa
De adolescente empezó a interesarse por la ciencia y centró su atención en áreas como la física cuántica, la biología molecular o la Teoría de la Relatividad. Las matemáticas, en especial la geometría, estarían muy presentes en la composición de sus obras.  

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Gala desnuda mirando el mar que a 18 metros aparece el presidente Lincoln. 1975

 

Durante sus años en la Residencia de Estudiantes de Madrid conectó con las vanguardias artísticas (en especial, futurismo y cubismo). En esta época halló otra de sus grandes fuentes de inspiración: Freud y el psicoanálisis. El mundo de los sueños pasó a formar parte de su obra.

 

El surrealismo se encontró con Dalí
En 1929 entró en contacto con los surrealistas parisinos gracias a Joan Miró, que fue capaz de vislumbrar que la personalidad de Dalí encajaba a la perfección con el estilo rompedor impulsado por André Breton.

La expresión del subconsciente y las imágenes desconcertantes son elementos que se convierten en el lenguaje característico de Dalí, que ya había asimilado las teorías de Freud en sus años de formación.
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La mano de Dalí retirando un toisón de oro. 1977

 

Desde entonces se consolidó el peculiar estilo que sabemos identificar en cuanto lo vemos. ¿Quién no conoce imágenes tan poderosas como los relojes blandos o su Cristo crucificado?

 

De la provocación al método
Dalí sabía cómo llamar la atención y dominaba todos los resortes de la controversia, tanto en sus apariciones públicas como en sus escritos, llenos de frases impactantes. Pero nada es casual.

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Perspectivas. 1936-1937

 

En su obra pictórica, como en sus ensayos, Dalí aplica lo que él mismo acuñó como método paranoico-crítico, una técnica que le permitía emplear un lenguaje simbólico y materializar visiones irracionales.

Cuando ves un cuadro como Construcción blanda con judías hervidas (1936), sabes al instante que no estás ante una obra generada por azar. El subconsciente puede ser caprichoso, pero Dalí sabía cómo organizar el caos.

 

Del séptimo arte a una golosina pop

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Mae West. 1974

 

Diseñó joyas y muebles (como el célebre sofá que reproduce los labios de la actriz Mae West). También creó decorados y vestuario para obras de teatro, así como la escenografía de la secuencia onírica de la película Recuerda (Alfred Hitchcock, 1945).

Su interés por el cine ya empezó con sus colaboraciones con Buñuel, con dos obras históricas: Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930). Desarrolló otros proyectos cinematográficos en su mayoría quedaron inéditos, como su colaboración con Walt Disney. Por ejemplo, Dumbo (1941) incluye una secuencia de inspiración daliniana: el baile de los elefantes rosas.

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Fotograma de la película de Disney «Dumbo»

 

Uno de sus diseños más sencillos y duraderos sigue presente en nuestro día a día: en 1969 aceptó el encargo de crear el logotipo del caramelo Chupa Chups. El resultado es una pequeña muestra de que las buenas ideas son atemporales.

 

«No te empeñes en ser moderno. Por desgracia, hagas lo que hagas, esa es la única cosa que no podrás evitar ser»

Si te piden que nombres a un artista excéntrico o a un creador de imágenes insólitas y poderosas, lo más probable es que pienses en Salvador Dalí. Cualquiera puede hacerse pasar por un lunático, pero ¿se puede fingir ser un genio?
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Mesa Philippe Halsman. 1954

 

En los 21 años que llevamos de siglo, ningún artista ha calado en la cultura popular como él hizo en su época. Si es cierto que todo depende de la capacidad de generar expectación, ¿por qué no existe un Dalí de la era digital?

La respuesta está en una obra que ha superado la prueba del paso del tiempo y seguirá inspirando a los futuros artistas.

 

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