Antonio López, el artista que mejor siente un paisaje

Maestro del realismo, trabajador incansable, observador metódico, amante de un lenguaje preciso y sencillo… El arte de Antonio López tiene múltiples facetas. Estas son algunas de las claves para acceder a su universo artístico.

 

 

Realismo

¿Qué entendemos por realismo? El propio Antonio López afirmó que «Si lo quieres ver, en un árbol está contenido el universo entero». Por esos sus cuadros nos cautivan: son una ventana abierta a un paisaje evocador.

La pintura de Antonio López busca plasmar aquello que permanece cuando el tiempo pasa y las personas y las circunstancias cambian. Es como estar presentes ante un horizonte que el artista ha sabido escoger, solo para nosotros, desde una perspectiva inédita.

Rosas de Ávila X-XI, 2014. Detalle del Libro de Arte de la obra Cuerpos y flores de ARTIKA.

 

 

Orígenes

Su tío, el pintor Antonio López Torres, fue quien descubrió el talento del joven Antonio para copiar ilustraciones y le animó a dibujar directamente del natural.

A los 13 años se convirtió, gracias a su mentor, en estudiante de Bellas Artes en Madrid. Para Antonio, su tío «era el mayor ejemplo de talento para la pintura que he conocido». Su arte para él significa «la gracia, la pureza y el talento».

 

 

Instantes

Los escenarios urbanos y los paisajes que caracterizan la obra de Antonio López son mucho más que muestras impecables de su destreza técnica.

Por ejemplo, sus cuadros centrados en la Gran Vía madrileña ofrecen perspectivas tomadas desde puntos de vista y momentos del día distintos, desde el amanecer hasta el atardecer.

Una obra como Gran Vía, 1 de agosto, 7:30 horas, 2009-2015, indica que, a lo largo de varios años, el pintor acudió el mismo día, a la misma hora, para captar la luz precisa desde el mismo balcón de Madrid.

Gran Vía, 1 de agosto, 7:30 horas, 2009-2015. Óleo sobre lienzo, 126 × 130 cm. © Antonio López, VEGAP, Madrid, 2022.

 

Tiempo

Es un trabajador incansable, capaz de interrumpir un proyecto y retomarlo en un proceso intermitente que puede durar años e incluso décadas: «Una obra nunca se acaba, sino que se llega al límite de las propias posibilidades».

En la obra de Antonio, las obras inacabadas muestran diferentes etapas de su vida. El mundo cambia, por eso su obra está siempre en constante evolución. A veces no da por terminados sus cuadros hasta años después de haberlos empezado.

La familia de Juan Carlos I, 1994-2014, óleo sobre lienzo, 300 x 339,5 cm, Col. Patrimonio Nacional, España. Gettyimages.

 

 

Interior y exterior

Espacios domésticos, habitaciones con paredes desgastadas, estudios, cuartos de baño… Son temas que ha explorado en varias etapas de su vida. Un elemento recurrente en su obra son las ventanas.

Cuando están cerradas y dejan filtrar la luz a través del cristal reflejan diferentes ambientes: muestran cómo se incorpora la noche o los matices de la primavera en un espacio interior. 

Izq.: Taza de váter y ventana, 1968-1971. Óleo sobre papel encolado a tabla, 143 × 93,5 cm. © Antonio López, VEGAP, Madrid, 2022.

Dcha.: Ventana grande, 1972-1973. Óleo sobre tabla, 241 × 187 cm. © Antonio López, VEGAP, Madrid, 2022.

 

En otras ocasiones, la ventana está abierta y actúa como el paso del interior al exterior, que apunta hacia la lejanía. Entonces la ventana se convierte en el marco de la pintura y ofrece un contraste interesante entre arte y realidad. 

 

Inspiración

Para Antonio, el impulso de crear un cuadro «comienza ante el impacto de un fragmento de la vida que me rodea». Después empieza un proceso que permite que en sus cuadros descubramos matices que somos incapaces de detectar en el paisaje real.

«Cada cuadro tiene una historia». Más allá de la técnica, el proceso creativo es impredecible y lleno de magia: «Como con las relaciones humanas, si se elige bien, llegas al final».

Otoño en Tomelloso, 1961. Óleo sobre tabla, 61 × 98 cm. © Antonio López, VEGAP, Madrid, 2022.

 

Luz

Antonio López no ha abandonado nunca los espacios abiertos para crear a partir del natural. Por eso la luz es un pilar de su obra. Una luz que requiere intervalos precisos de tiempo para poder ser observada y capturada sobre el lienzo.

«Todo depende de la luz». Pocos artistas se enfrentan a las complicaciones que supone la búsqueda del matiz preciso, de la luminosidad perfecta, lejos de la comodidad del taller. Eso le ha llevado a pintar en plazas públicas, en el metro o en balcones y azoteas.

Terraza de Lucio, 1961-1992. Óleo sobre tabla, 172 x 207 cm. © Antonio López, VEGAP, Madrid, 2022.

 

Sentimientos

La curiosidad y la emoción que produce la experiencia directa no pueden sustituirse. Por eso los escenarios que descubrió en sus años de formación persisten en su obra.

Calle de Santa Rita. Tomelloso, 1961. Óleo sobre tabla, 62 × 88,5 cm. © Antonio López, VEGAP, Madrid, 2022.

 

«La vida me ha situado en Madrid y Tomelloso. Son ciudades con las que tengo un vínculo afectivo, me transmiten un sentimiento, las conozco. Podría pintar lugares extraordinarios, como Nueva York (…) Sin embargo, tendría que trabajar a base de fotografías y el resultado no sería el mismo».

El sentimiento es una parte esencial de su pintura. De este modo, la luz de su Tomelloso natal quedó fijada para siempre en su paleta de colores.

 

 

Lecturas y libros de artista

La palabra es también un medio de expresión esencial para Antonio. Habla como pinta, y sabe llegar a la esencia de las cosas de manera cercana y sencilla.

«Le doy mucha importancia a los libros. Para mí, que viajaba poco en mi juventud, los libros que iba consiguiendo me hablaban de lo que se había hecho en el mundo. Me han proporcionado placer y me han enseñado mucho».

En ARTIKA tuvimos el privilegio de publicar el primer libro de artista en la trayectoria de Antonio López. Cuerpos y flores es una edición única, ya agotada. Solo existen 2998 ejemplares, todos firmados por el artista.

 

Antonio López, pintor universal

Si el arte se nutre de experiencia técnica y vital, Antonio López se encuentra en plena madurez creativa.

Con paciencia y talento, Antonio se emplea a fondo en la búsqueda del matiz exacto. Por eso sus pinceladas detienen el tiempo y capturan la luz en instantes que quedan fijados para siempre.

«A mí siempre me ha gustado mucho la superficie del cuadro, la piel de la pintura, su expresividad. Pero lo que me ha llevado a pintar han sido las historias que quería contar».