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Botero cumple 91 años. Queremos felicitar a un artista que nunca ha dejado de crear

Fernando Botero celebra su 91 aniversario de la mejor forma posible: entregado completamente a su arte. Es todo un referente en el mundo de la pintura y la escultura porque nunca ha dejado de crear obras colosales, coloristas e inconfundibles. Desde ARTIKA queremos enviarle un mensaje: ¡Felicidades, Maestro!
Orígenes
«Siempre he pensado que, para ser universal, el arte tiene que ser primero local». La obra de Botero es reconocida y admirada por todo tipo de público, en cualquier lugar del mundo, pero siempre ha tenido presente su Colombia natal.
En 2012 donó su serie Vía Crucis al Museo de Antioquia, en Medellín. No solo ha aportado su obra: Botero ha contribuido de forma decisiva a la difusión del arte y la cultura en su país y en toda Latinoamérica.
Rebeldía
Durante sus estudios de secundaria, en los años 40, fue expulsado del colegio por haber escrito un artículo que se consideró inaceptable. Hablaba de Picasso y el inconformismo en el arte.
En este escrito, el joven Botero lo dejaba todo muy claro. Para él, aquellos que no aceptaban a Picasso «no poseían la suficiente grandeza de espíritu para comprender, aplaudir y alentar la más grande de las virtudes: la rebeldía».
Años después, cuando se dedicó a la docencia, cautivaba a sus alumnos con su espíritu rompedor y lleno de ironía positiva. Es la misma actitud que ha mantenido a lo largo de su carrera como artista.
Personalidad
Botero nunca se ha dejado llevar por tendencias o modas. Por eso su obra resulta inconfundible.
A finales de los años 50, cuando pocos creadores optaban por el arte figurativo, Botero se instaló en Estados Unidos y allí siguió su propio camino, sin plantearse la posibilidad de elegir la abstracción como lenguaje principal.
«Digamos que hoy en día el arte requiere de muchas explicaciones. Sin embargo, ante mis obras el público no necesita que le expliquen nada».
Espiritualidad
Durante su infancia observaba las pinturas y esculturas que se exhibían en las iglesias, y este primer contacto con el arte dejó huella en su personalidad creativa.
A mediados de los años sesenta, Botero escogió algunos temas religiosos para sus obras. Es lógico si pensamos que los maestros del pasado que más le influyeron (Miguel Ángel, Giotto, Velázquez o Rembrandt), también plasmaron escenas religiosas.
Cabeza de Cristo, 1964. Óleo sobre tela montado sobre panel, 52,5 x 56 cm.
© 2017. Christie’s Images, London/Scala, Florence.
Este aspecto de su obra puede admirarse en Vía Crucis, un libro de artista que incluye la serie completa de dibujos y cuadros en los que el Maestro muestra su interpretación personal de las últimas horas de Jesucristo.
Denuncia
Las obras de Botero desprenden ternura, sensualidad y humor, pero también pueden señalar aspectos relacionados con la violencia y el dolor.
El carácter humanista de Botero le impide dar la espalda a los aspectos negativos de la sociedad. De esta inquietud han surgido series como la que dedicó, por ejemplo, a los sucesos de Abu Ghraib.
A este ámbito también pertenece la obra reunida en Vía Crucis. Son escenas en las que las emociones humanas trascienden épocas y creencias. Así comprendemos el sufrimiento de una víctima de tortura, que en este caso es un Jesús de carne y hueso.
Abu Ghraib #44, 2005. Óleo sobre tela, 190 x 104 cm (cada uno). Museo de Arte de Berkeley, Universidad de California, Estados Unidos. @ Colección de Fernando Botero.
Mujeres
La figura femenina ocupa un lugar privilegiado en la obra del maestro. Esta faceta queda ampliamente reflejada en Las mujeres de Botero, un libro de artista que reúne una selección exclusiva de dibujos que combinan costumbrismo y voluptuosidad, volumen y color, escenas cotidianas y episodios mitológicos.
Este libro de artista ofrece una visión de la capacidad expresiva de Botero como dibujante: «El dibujo es el alma de tu obra, la identidad del artista, con él lo dices todo».
Izq.: Mujer sentada, 1999. Acuarela sobre papel, 38 x 30 cm. @ Colección de Fernando Botero. Lámina perteneciente a la obra Mujeres de Botero de ARTIKA.
Dcha.: Mujer frente a un espejo, 1997. Acuarela sobre papel, 40 x 31 cm. @ Colección de Fernando Botero. Lámina perteneciente a la obra Mujeres de Botero de ARTIKA.
Escultura
Al igual que ocurre con sus pinturas y dibujos, las esculturas de Fernando Botero tienen un sello inconfundible. Estas obras, además, forman parte del paisaje urbano en ciudades de todo el mundo.
El origen de estas piezas rotundas y reconocibles surge de referentes diversos: desde el arte precolombino hasta contemporáneos como Henry Moore, pasando por las influencias egipcias o renacentistas.
Izq.: Adán y Eva, 1981, Mónaco.
Dcha.: La Mano, 1998. Madrid (España).
Boterismo
Un artista sabe que está en el camino correcto cuando se le asocia a un estilo propio. El caso de Botero es indiscutible: «Incluso los niños reconocen mis obras; me lo han dicho muchas veces».
El «boterismo» es el sello con el que el Maestro ha entrado en la historia del arte. Una categoría en la que él es el único representante, aunque no esté exenta de malentendidos: «Siempre he mantenido que mis modelos no son gordos. Lo que me interesa es la sensualidad de sus formas y la expresión del volumen».
Izq.: La viuda, 1997. Óleo sobre tela, 203 x 169 cm. Colección particular. @ Colección de Fernando Botero.
Dcha.: Músicos (detalle), 2008. Óleo sobre tela, 178 x 100 cm. Colección particular. @ Colección de Fernando Botero.
Pasión
«Mi vida se define por el placer de hacer mi trabajo. La recompensa que recibo cada día es el gozo de pintar, y si aprendo algo nuevo o creo algo que me guste, la recompensa es doble».
Ante esta reflexión solo cabe añadir: ¡feliz aniversario, maestro Botero!
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