Celebramos el mes de Frida Kahlo compartiendo su manera de ver el mundo

En el mes de su nacimiento y muerte, recordamos a la legendaria pintora mexicana Frida Kahlo: una de las artistas más influyentes de la historia reciente y un icono de la cultura popular, una mujer inconformista y avanzada a su tiempo que rompió con los tópicos y sigue inspirando a las nuevas generaciones. Aunque sus autorretratos son sus pinturas más célebres, los retratos a familiares, amigos y romances son otra pieza clave que revela la forma en que Frida veía e interpretaba el entorno y a las personas que la rodeaban.

 

Frida Kahlo fue una gran retratista, si bien es cierto que no fue una retratista al uso. Como sus autorretratos, a través de los cuales pudo plasmar su dolor físico y emocional de manera única, sus retratos estuvieron siempre cargados de simbolismo y metáforas visuales, arropados por una estética identificable con la naturaleza y la cultura popular mexicana.

Izq.: El sueño o Autorretrato onírico II, 1932. Dcha.: Retrato de Luther Burbank, 1931. Colección Juan Coronel. © Foto: Rafael Doniz. © Banco de México. Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo.

 

Una cosa que fascina de sus retratos es la amplia variedad de estilos. Si bien algunos de sus dibujos probaron la habilidad de la artista para captar la realidad de manera fiel, en otros quiso huir de ese realismo propio del formato para explorar maneras únicas de representar a las personas. La simbología, el humor y la ironía fueron herramientas clave para esos dibujos capaces de encapsular la esencia que ella percibía en las personas y relaciones.

Un dibujo que destaca a inicios de los 30 es Desnudo de mi prima Ady Weber. Aquí, el juego de Frida se oculta no en el dibujo -más realista- sino en el nombre. No consta que Frida tuviese una prima llamada Ady. Pero la familia de joyeros Weber se mudó cerca de los Kahlo, con una hija de nombre Ady muy interesada por el arte. “Prima” puede referirse no al parentesco, sino a “primera”, de lo que se extrae que fue el primer retrato de desnudo de Frida.

No sería el último. Poco después, Frida pintó Desnudo de Eva Frederick, modelo neoyorquina de desnudos para Diego Rivera, esposo de Frida. La artista aprovechó la ocasión de tener a una modelo profesional y continuó explorando su habilidad como retratista, haciendo un desnudo más armónico y equilibrado que el anterior, además de realizar un retrato de su rostro.

Izq.: Desnudo de Ady Weber, mi prima, 1930. Dcha.: Desnudo de Eva Frederick, 1931. © Banco de México. Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo.

 

Otra persona del entorno de su marido a la que aprovechó para pulir su trazo fue Cristina Hastings, esposa de John Hastings, asistente de Diego. El detalle y realismo mostrado en sus cuadros de esta época quedaría atrás en pro de un simbolismo cómico, repleto de ironía y códigos propios que podían llegar a dificultar el reconocer a la persona retratada.

En este punto, Frida inventó una nueva forma totalmente original de retratar a sus allegados: consistía en situar al retratado en una peluquería, experimentando un auténtico cambio de look que lo volviese prácticamente irreconocible. Esta técnica socarrona y desenfadada ocultaba innumerables detalles y guiños a la realidad, que han dado pie a multitud de análisis.

Acuarelas como El permanente, San baba o Salón de Belleza son los claros exponentes de este recurso e incluso en sus títulos, como en sus dibujos, se oculta algo. Así, el título del primero no hace referencia a la técnica de peinado de la permanente, sino que revela la identidad de la caricatura peinada: Nickolas Murray, amante de Frida durante más de una década y al que representa con ecos de Papá Noel, quien “reparte alegría y felicidad”.

En San Baba, la “víctima” no es otro que el revolucionario Trotski, ataviado con símbolos del interés del político por su anfitriona en México y sus excesivos halagos, que le valen el apodo del santo adulador. Para terminar, en Salón de belleza se representa veladamente a su amiga Lola Álvarez, a la que Frida hace alusión incluyendo números asignados a las letras iniciales de su nombre. La peluquería funciona como escenario de encuentro y embellecimiento.

San Baba, 1937. Museo de Arte Moderno, México. © Foto: Rafael Doniz. © 2021 Banco de México Diego Rivera & Frida Kahlo Museums Trust. Av. 5 de Mayo No. 2, col. Centro, alc. Cuauhtémoc, c.p. 06000, Mexico City.

 

Otra persona de su entorno a la que retrató de forma original fue a Antonio Rodríguez, crítico de arte de la revista mexicana Así quien entrevistó a Frida, situación que ella plasmó en una suerte de diálogo simbólico entremezclando elementos tanto suyos propios como del periodista, retratando así no fielmente a ambos interlocutores sino la situación misma, la conversación y la coqueta tensión plasmada en el título: Con amor para Toño.

Alejándose más y más del realismo, Frida comenzó a unir puntos en sus obras con líneas que cruzaban sus dibujos en un ejercicio de reflexión existencial: prueba de la unión de ideas y el diálogo interno. Si bien el escritor venezolano Juan Rohl fue de los grandes retratados bajo este prisma experimental, destacan los “retratos” Vacilando y Sol y Luna de su padre, idealizado en el segundo dibujo con dos astros bien encajados, muestra de su buena relación.

Los últimos retratos los dedicó a la psicóloga Olga Campos, con renovada elegancia, posando su bello rostro sobre un cuello firme y grandes ojos y oídos, metáfora de la estabilidad que le otorgaba al escucharla. Así, la pintora cierra el círculo, deja los trazos cómicos y surrealistas y regresa a un estilo fiel: muestra del respeto y cariño a esta mujer como ya hiciera con sus primeras retratadas, en contraposición a ciertas figuras masculinas.

Pero, por supuesto, quien jugó un papel fundamental en los retratos de Frida fue su marido, el artista Diego Rivera, el amor de su vida y su mayor tormento. Así lo retrató ella: a veces con bello realismo; otras satírico, exagerado y caricaturesco; e incluso de formas surrealistas, representado como un bebé dependiente, una sombra en la mente de Frida sobre sus características cejas, o como una calamidad bajo el ilustrativo título de Ruina.

Ruina, 1947. Museo de Arte Moderno, México. © Foto: Rafael Doniz. © 2021 Banco de México Diego Rivera & Frida Kahlo Museums Trust. Av. 5 de Mayo No. 2, col. Centro, alc. Cuauhtémoc, c.p. 06000, Mexico City.

 

Aunque estos dibujos no fueron concebidos para exhibirse al público, la historia los ha puesto en el lugar que merecían, admiradas por millones de personas. Con un enorme trabajo de investigación, ARTIKA reúne en Los sueños de Frida Kahlo las obras más memorables de esta icónica artista, adentrando al lector en un mundo de imaginación desbordante.

 

Los sueños de Frida Kahlo, un viaje a la mente y el corazón de la icónica artista

ARTIKA y los mayores expertos en la figura y legado de la pintora mexicana se unen para revivir el arte, la pasión y el mensaje de Frida Kahlo, reuniendo sus dibujos más importantes y reflexionando sobre los valores y simbolismo que tras ellos se oculta.

– Edición numerada y limitada a 2.998 ejemplares, ya agotados.2

– La obra cuenta con dos volúmenes y un espectacular estuche-expositor que muestra la penetrante mirada de Frida tras un velo de hojas talladas en madera.

– El Libro de Arte presenta 34 láminas a escala original con obras de la artista reproducidas con excelente fidelidad.

– En el Libro de Estudios aportan su voz los mayores expertos en Frida: la directora del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, María del Sol Argüelles San Millán, el periodista, poeta y nieto de Diego, Juan Rafael Coronel Rivera, y la historiadora del arte y comisaria de exposiciones Helga Prignitz-Poda.

– Se acompaña además una carpeta de artista con la reproducción de una espectacular lámina de gran tamaño con la obra El pájaro nalgón.

 

 

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