Antonio López: el amor hace el arte
Las conversaciones con Antonio López durante los procesos de creación de Paisajes, su segundo libro de artista con ARTIKA, así como los escritos que componen el volumen de la obra, subrayan un mensaje que resume en esencia su personalidad individual y artística: “Lo que teníamos que hacer era lo que nos salía de dentro”. Y lo que sale de dentro del pintor siempre es amor, la profunda devoción y la constante admiración hacia sus seres queridos, cuya presencia y opinión se vuelven la inercia de su arte. Para Antonio López, el arte no es más que la forma natural de exteriorizar el amor por la gente y los lugares que orientan su vida.
Antonio López Torres, más que una figura familiar
“En el verano del año 1949, mi tío vio unos trabajos míos que yo hacía por mi cuenta y pensó que ya era el momento de intervenir.”
La admiración de Antonio López hacia su tío y pintor realista Antonio López Torres es casi innata, y a su vez acaba trascendiendo el ámbito familiar para convertirse en una figura artística de referencia. Es su tío quien lo acerca al arte; también, quien lo anima a perseguir la pintura como profesión. Así, además de ser un detonante y un punto de partida en la trayectoria artística del pintor, también lo considera su mejor mentor, ofreciéndole consejos y correcciones, por ejemplo, en el uso de las sombras en su pintura. Con el paso del tiempo, su relación quedó marcada por una mezcla entre amor, respeto y fascinación recíprocos.
El corral, 1917, Antonio López Torres. ©Antonio López Torres. ©De las fotografías de las obras: Joaquín Cortés.
De hecho, en Paisajes se aborda el recorrido del pintor desde los inicios hasta la actualidad, inaugurando el volumen con el período de 1917-1932, unos comienzos que atribuye a su tío: “La pintura de mi tío Antonio López Torres para mí significa la gracia, la pureza y el talento.”
Niño con tirador, 1953, Antonio López. @Antonio López.
Tomelloso, la esencia del primer hogar
Decidido a entregarse por completo al mundo del arte, el pintor afronta una súbita encrucijada: permanecer en su pueblo natal o aventurarse al mundo más allá de esas barreras en busca de un escenario con más posibilidades; en su caso, Madrid.
“Tomelloso es el lugar donde empieza tu vida, donde tienes a la familia, y es el lugar que más te importa. Lo que pasa es que yo allí no hubiera podido vivir de la pintura. […], pero es un lugar al que siempre vuelves y te toca el corazón.”
Otoño en Tomelloso, 1961, Antonio López. @Antonio López.
Sin embargo, nadie olvida de dónde viene. Cuando lo visita desde Madrid, lápices y pinceles fluyen ante la cálida imagen de su querida tierra, un sitio aislado y protegido de las exigencias y pretensiones profesionales, libre de agendas y encargos a contrarreloj. Para López, pintar siempre es un acto genuino, pero hay una libertad que solo habita tras el portal de casa.
Detalle: Tomelloso, Calle Nueva, 1980, Antonio López. ©Imagen de las obras de Antonio López: Antonio López, VEGAP, Madrid, 2022. ©De las fotografías de las obras: UMFotografía.
Esta sensación de libertad y sinceridad se manifiesta, sobre todo, en aquellas obras aparentemente inconclusas, o tal como el propio artista las considera, obras que “se han quedado en el comienzo”, aunque esa misma sea su forma final. Sin duda, es una actitud que refleja la esencia del primer hogar, de los pocos lugares en el mundo que dan permiso para la desconexión y la creación según deseos y términos personales.
Mari: artista, musa y esposa
Antonio López, durante los ocasionales distanciamientos al principio de su relación con María Moreno, canaliza la pena de su ausencia con la creación artística; el pincel, el lienzo y los pigmentos como interlocutores, y la obra final, ese indicio que le dice que realmente nunca se han perdido el uno al otro. En 1958 López pinta Cabeza griega y vestido azul que la evoca por partida doble: al óleo, el pintor representa a Mari como un rostro esculpido en arcilla precediendo una ventana.
Detalle: Cabeza griega y vestido azul, 1958 (intervenido en 2011), Antonio López. ©Antonio López.
“Nos casamos el último día de junio, y estuvimos todo el mes de julio… lo cogimos para ir por España, elegimos Levante, para ver si podíamos pintar.”
Mari en Embajadores, 1962, Antonio López. ©Antonio López.
Ya casados, no se vuelven a separar, y aunque disfruta pintándola de cuerpo presente, retratándola en la casa de ambos o por las calles de Madrid, agradece aún más conocer el mundo a través de la pintura de ella.
“Nos pusimos juntos a pintar y es cuando me di cuenta de lo bien que pintaba Mari. Nos pusimos juntos y a mí me gustaba mucho más el cuadro de Mari que el mío. Me parecía que había captado algo de la esencia del lugar. […] Cuando lo veo ahora, pienso: qué acierto, cómo lo empezó de bien, cómo lo siguió, cómo vio lo esencial y yo me perdí en detalles.”
Detalle: Entrada de casa, 1980, María Moreno, ©Imagen de las obras de María Moreno: María Moreno, VEGAP, Madrid, 2022. ©De las fotografías de las obras: UMFotografía.
Paisajes de Antonio López: historias contadas desde una ventana madrileña
-Edición limitada a 2.998 ejemplares, numerados a mano y firmados uno a uno por el artista.
-La obra se compone de un Libro de Arte y una lámina giclée, guardadas a la vez que expuestas en un elegante estuche diseñado en exclusiva para esta edición.
-El Libro de Arte es un recorrido vital y artístico a través de textos y cuadros, donde cronológicamente se exponen las figuras de su vida que han marcado su obra.
-La lámina giclée, Rosas (2021-2022), ha sido impresa sobre papel de algodón, con la firma digital del artista.